Se dice que en lo profundo de los Alpes de Alemania hay un pequeño pueblo llamado "Cigarren Tal". Rodeado de densos bosques y aire puro, este pueblo es un lugar lleno de historia y tradición. Los cultivadores de tabaco locales han transmitido su producción de generación en generación, no solo cultivando el tabaco de mejor calidad, sino también mezclándolo con diversos aromas de frutas naturales para crear un aroma y un sabor únicos.
Cuando llega la temporada de cosecha del tabaco, los viejos maestros tabaqueros del pueblo se sientan alrededor de la estufa y usan antiguas cajas de madera para mezclar hojas de tabaco con bayas recién recolectadas, cítricos y vainilla. Estos aromas únicos del tabaco no solo atraen la atención de los habitantes del pueblo, sino que también se convierten en la famosa "explosión de aromas", una experiencia maravillosa que despierta todos los sentidos.